La libertad de expresión que ha sido uno de los aportes más categóricos de Internet a la sociedad de la información está en entredicho. Y me temo que la razón no sea un proyecto orwelliano de control centralizado sino una censura silenciosa y privada.
Ante los peligros de que la red sea el vehículo de contenidos indeseables o inconvenientes, muchas veces se esgrime como panacea la posibilidad de instalar "filtros" que bloquean el acceso a tales sitios.
Puedo dar fe de ello: este fin de semana, cuando quise acceder a este sitio desde un cyber, se abrió un popup que decía que "el sitio al que usted está accediendo puede contener material pornográfico o inconveniente para menores y no podrá ser abierto en esta máquina". Me llamó la atención el hecho, y por eso fui a otro lugar para repetir la operación. El bloqueador del segundo cyber era más sutil: aparecía el sitio pero, en el post sobre el fallo de G.R.O.K.S.T.E.R. de intercambio de archivos en la Corte Suprema de los Estados Unidos, la palabra G.R.O.K.S.T.E.R. era suprimida sin aviso alguno de la censura. Así, casi todo el post se hacía incomprensible, con frases de este tenor, "En el fallo MGM v. , la Corte Suprema dijo" (sic). Me veo obligado a escribirla aquí de ese modo en la esperanza de derrotar al algoritmo de filtrado bobo de esa máquina.
Dicho sea de paso, no tuve problema alguno en acceder a otros sitios que tenían comentarios injuriosos y racistas.
PD. Advierto que no me tomo en serio la denuncia de censura, sino que sólo exhibo el hecho como muestra de los problemas del filtrado de contenidos. Y si fuera un poco (más) cínico, podría decir que no está tan lejos de la verdad el afirmar que un sitio jurídico puede contener material inadecuado o inconveniente para menores.