¿Más derecho?



La semana pasada algunos medios se regodeaban con el curioso desempeño legislativo del diputado Mario Bejarano, que no presentó ningún proyecto en dos años y medio ...

No está mal que se haga este tipo de seguimientos -es este caso lo realizó la ADC- pero no querríamos comprar tampoco una premisa falsa, conforme a la cual la performance de un cuerpo colegiado, o de alguno de sus integrantes, puede definirse en términos de "productividad", o sea, número de leyes que propusieron/votaron.

Es mucho mejor un diputado o senador que trabaje en comisiones y aporte al debate con criterio, que otro que compulsivamente se proponga hacer records de proyectos presentados trabajando para la estadística.

Y desde el punto de vista de la técnica legislativa -en lo que hace al Congreso como cuerpo- sancionar "muchas" leyes puede indicar que hay idas y vueltas con el derecho vigente (derogaciones, modificaciones), o bien que se está legislando de modo casuístico y no haciendo un tratamiento sistemático de las materias, de forma que la normativa no se disperse.

De todas maneras, la cuestión me disparó la curiosidad de rastrear las leyes que sancionó el Congreso desde la restauración democrática -descuento lo hecho por el Congreso en diciembre del 83-, y los resultados están en el cuadro de arriba.

Se puede hacer doble click en el gráfico para verlo más grande. La línea de puntos ascendente indica el nº correlativo de ley, y ese mismo dato aparece en el cuadro de abajo. La primera ley publicada en el 84 fue la ley 23.041, en el 85 la nº 23.167, y así sucesivamente. La información de leyes por año se hace sobre la base de lo publicada, con lo cual es posible que una ley publicada en enero se haya votado en sesiones extraordinarias del año anterior.



Promedios. El promedio de los 22 años da 137 leyes x año. Hasta 1994 -donde se trabajó con la Constitución de 1853/60, del tiempo de las carretas - el período ordinario de sesiones iba de mayo a septiembre. En la reforma constitucional se lo extendió de marzo a noviembre, y lo que cabría esperar probabilisticamente es un aumento en el número de leyes votadas. Pero el impacto fue escaso: el período 1984-1994 da un promedio de 124 leyes/año y el período 1995-2005 da un promedio de 150 leyes/año. Dos explicaciones: el período anterior corto era ficticio, porque siempre se convocaba a extraordiarias. Otra, más sutil: si bien se alarga la "temporada regular" del Congreso, a mediados de los noventa ya se había impuesto la costumbre de resolver más cuestiones por decreto como vía sustituta del Congreso.

Números redondos. La frontera de la ley 23.000 se cruzó en 1983. La 24.000, en 1991. La 25.000, en 1998. La 26.000, a principios de este año. Los ciclos son de siete u ocho años. Al paso que vamos, la ley 27.000 estaría votándose en 2013.

Bloqueos del Congreso. Sorprenden los números bajos de 1987 y de 1993. Fueron años de mala onda entre oficialismo y oposición, donde se prodigó el recurso de negar el quórum. Lo del año pasado queda bastante cerca de eso, en términos de quantum y de sensación térmica. Por primera vez en la época moderna de sesiones largas el número de leyes votadas es menor a 100. Este año 2006 puede estar, otra vez, alrededor de la centena, o un poco más abajo.

Hacer leyes no es hacer derecho. Existen leyes triviales de trámite habitual, como las que autorizan al presidente a salir del país. Otras no tienen sentido normativo: se votan para instituir el día del colono polaco (ley 24.601) o autorizar al Ejecutivo a donar una réplica del sable corvo de San Martín al Museo Histórico de La Habana (ley 23.423). Compárese el nivel de debate técnico que requieren esas normas con, por ejemplo, la reforma de la Ley de Quiebras. Las leyes deben evaluarse por su peso, no por su cantidad, como ocurre con los goles. O sea: de qué valen tus diez goles en mundiales, si siete de ellos se los hiciste a Jamaica, a Grecia y a Japón.

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Pd. El título de este post es un homenaje a "¿Más Derecho?", una revista de Derecho Penal que tuvo cuatro números entre 2000 y 2004 y que forma parte de la larga lista de publicaciones científicas prometedoras y discontinuadas.