¿La peli de Luppi que empezaba con planos de vidrieras y arbolitos de Navidad era "Plata Dulce"? ¿O "Tiempo de Revancha"?
No me acuerdo, pero sí de aquellos jingles de fondo, y pensaba en eso cuando en Out law (re?) encontré una noticia que me dio un deja vu de haberla leído algún año antes, y que cuadra con la época y con los temas leguleyos del blog.
Muchos se quejan de tener compañer@ s que pasan todo el tiempo temas de Arjona, o de Chemical Bros., que les taladran el cerebro. A veces uno es jefe y puede aplicar rigor, otras veces es subordinado y no tiene más que agachar la cabeza.
¿O no?
No siempre: en la línea del "mobbing" y toda la redefinición de "injuria laboral" que estamos viendo en el derecho argentino, un ambiente laboral hostil puede definirse sin dificultad como aquel que no sólo esté libre de olores, humo, u otras cosas feas, sino también aquel que esté libre de contaminación acústica.
Al cabo, recordemos que el concepto de "salud" que se suele utilizar en derecho es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades”.
Pero en Inglaterra, y eso era a lo que iba, fueron más allá: los sindicatos ingleses denuncian que los empleados son allí sometidos a "tortura" a través de la permanente exposición a la música funcional que se propala para "ambientar" al consumidor en sus compras navideños, con jingles y villancicos monocordes que se suceden en continua repetición en los malls, que suenan sin cesar durante toda la jornada.
Uno puede especular que al cabo podría tornarse inaudible, como un ruido de fondo que el cerebro depura, pero bien puede ser que, como se denuncia, sus efectos no sean inocuos, generando stress, irritación y otras enfermedades laborales.
Por mucho menos que eso, todos los que somos oyentes involuntarios de vecinos o hermanas que están aprendiendo guitarra o piano, y que vuelven da capo cuando se equivocan, comenzamos a enojarnos bastante.
Vean por ejemplo lo que dice esta gente, que quiere abolir la música funcional:
Also called muzak, muzac, acoustic wallpaper, elevator music or canned music, piped music is made possible by systems which allow a constant supply throughout a building or other public place.
It is the misuse of this in public areas (and only this) which Pipedown has been formed to fight, encouraging and giving a voice to millions of people who hate piped music but at present often feel totally powerless to do anything about it.
¡Tienen razón! Bah, no sé si la tienen, pero a mí me molesta bastante el "Para Elisa" que ponen en línea de espera.
Por el momento, dicen en Outlaw, un lord propuso un proyecto de ley para prohibir los tonitos navideños.
En tanto, otros pensarán en seguida que el Estado ya ha ido demasiado lejos, y que esas cosas, que empezaron con la ominosa ley de la silla, son de un inaceptable perfeccionismo o regulacionismo.
Que haya ONGs como esta, demuestra que no hay causa pequeña (lo que es bueno), ni resquicio de la vida cotidiana que quede fuera del derecho (lo que es bueno ... en la medida en que estemos del lado apropiado de la cuestión).
Pero fuera de toda controversia, la Navidad marketinera y espiritual nos muestra a todos de buen humor, talante fiestero y regalón, y ganas de saludar a todos, como ahora hacemos, siguiendo la ola, con todos los amigos de SLNESD y de su staff.
¡Felicidades!