Ambrose Bierce (1842-1914?) en “El diccionario del diablo” nos brindaba un pequeño repertorio de problemas jurídicos, que es también un recordatorio de cuántas cosas tenemos que dar por supuestas para poder aplicar las reglas de un sistema jurídico constitucional.
Me refiero a esta entrada de su glosario:
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EJECUTIVO, s. Rama del gobierno que hace cumplir los deseos del legislativo hasta que el poder judicial los declara nulos y sin efecto. Damos a continuación un extracto de un viejo libro titulado “El Selenita Perplejo” (Pfeiffer & Co., Boston, 1803).
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Notas técnicas:
- Dejando de lado el chusco colofón sobre la ambigüedad del criterio del stare decisis, hoy podemos decir que las ideas del selenita no parecen nada lunáticas. Su propuesta de hacer convalidar las leyes por un tribunal superior ex ante es uno de los principios del sistema “concentrado” de control de constitucionalidad. También concluye, inocentemente, que “el poder ejecutivo es parte del legislativo”, lo cual es cierto si se conviene que la mayoría de sus actos tienen una parte reglada previamente por éste. Pero en el diálogo se entera de que a veces funcióna al revés, que hay "edictos policiales" (a la Mouviel) que pueden "reprimir" y que no se dictan por el Congreso.
- Finalmente, el libro no existe, es una invención de Bierce (en el original "El Selenita Perplejo" es "The Lunarian Astonished"). No pudo haber sido editado, con esa descripción del control de constitucionalidad, el mismo año de "Marbury v. Madison". O bien: quizá precisamente por eso, Bierce le puso fecha de edición en 1803.
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- Amazing stories: el derecho constitucional visto por un marciano
Me refiero a esta entrada de su glosario:
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EJECUTIVO, s. Rama del gobierno que hace cumplir los deseos del legislativo hasta que el poder judicial los declara nulos y sin efecto. Damos a continuación un extracto de un viejo libro titulado “El Selenita Perplejo” (Pfeiffer & Co., Boston, 1803).
SELENITA.— Entonces, cuando vuestro Congreso ha aprobado una ley, ¿va inmediatamente a la Suprema Corte para que dictamine si es constitucional?
TERRÁQUEO.— ¡Oh no! La ley no necesita la aprobación de la Suprema Corte. A veces pasan años antes de que un abogado la objete en nombre de su cliente. Si el presidente la aprueba, entra en vigor en el acto.
SELENITA.— Ah, el poder ejecutivo es parte del legislativo. ¿Y la policía también debe aprobar los edictos que hace cumplir?
TERRÁQUEO.— Todavía no... En términos generales, sin embargo, todas las leyes exigen la aprobación de aquellos a quienes se proponen reprimir.
SELENITA.— Ya veo. La sentencia de muerte no es válida hasta que no la firma el asesino.
TERRÁQUEO.— Amigo mío, usted exagera. No somos tan coherentes.
SELENITA.— Pero este sistema de mantener una costosa maquinaria judicial que sólo se pronuncia sobre la validez de las leyes mucho después de que han empezado a ejecutarse, y sólo en el caso de que un ciudadano particular las someta a la Corte, ¿No provoca una gran confusión?
TERRÁQUEO. — Así es, en efecto.
SELENITA. — ¿Por qué entonces no hacer convalidar las leyes por la Suprema Corte, antes que por el presidente?
TERRÁQUEO.— Porque ese sistema no tiene precedente.
SELENITA.— ¿Qué es un precedente?
TERRÁQUEO.— Algo que ha sido definido por trescientos juristas a razón de tres volúmenes cada uno. ¿Cómo podríamos saberlo?.
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Notas técnicas:
- Dejando de lado el chusco colofón sobre la ambigüedad del criterio del stare decisis, hoy podemos decir que las ideas del selenita no parecen nada lunáticas. Su propuesta de hacer convalidar las leyes por un tribunal superior ex ante es uno de los principios del sistema “concentrado” de control de constitucionalidad. También concluye, inocentemente, que “el poder ejecutivo es parte del legislativo”, lo cual es cierto si se conviene que la mayoría de sus actos tienen una parte reglada previamente por éste. Pero en el diálogo se entera de que a veces funcióna al revés, que hay "edictos policiales" (a la Mouviel) que pueden "reprimir" y que no se dictan por el Congreso.
- Finalmente, el libro no existe, es una invención de Bierce (en el original "El Selenita Perplejo" es "The Lunarian Astonished"). No pudo haber sido editado, con esa descripción del control de constitucionalidad, el mismo año de "Marbury v. Madison". O bien: quizá precisamente por eso, Bierce le puso fecha de edición en 1803.
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