Resumo el caso de Aylén -planteado acá, obtuvo una rapidísima respuesta, no duró ni diez minutos-.
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Problema: Aylén quería chatear, pero no tenía teclado aunque sí mouse.
Solución: Usando el mouse, abre el MSN, abre el Word, abre un archivo .doc, con el mouse va copiando partes del texto y luego las pega en la ventana de chat.
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Implicancia para el derecho: nosotros hacemos derecho del mismo modo que Aylén chateaba.
Cuando digo "nosotros" digo: una parte sustancial de la doctrina, de la matrícula y de la magistratura. Cuando digo "hacemos derecho" digo: producimos textos significantes que hacen cosas con palabras.
Desgloso para que no quede nadie afuera. Celebrados escritos académicos tienen un altísimo componente de copipega. Muchas demandas se arman en base a plantillas a las que se le cambian los nombres de las partes, podés comprar el modelo en el kiosco. Los jueces no tienen kioscos para comprar modelos de sentencias, pero su tarea se puede ver como un copypasteado complejo: primero de lo que han dicho las partes, luego de las autoridades consideradas relevantes por el decididor.
En el extremo, es posible identificar algunas obras (artículos, demandas, resoluciones judiciales) en las que se pudo haber usado mucho más el mouse que el teclado.
En ese esquema, la tarea de investigación y fundamentación se deja describir como sigue: encontrar el mejor respaldo posible de autoridades (en calidad y cantidad) para sostener el argumento o la solución por la que previamente habíamos optado, o para descalificar la que no nos gustó o no nos conviene.
Esto sería una buena noticia si nos permitiera hablar de fiabilidad, de "seguridad jurídica". Pero cuando chateaba del modo que hemos descripto, Aylén no tenía ninguna reducción en su discrecionalidad. Podía decir, literalmente, lo que quería. Era sólo una cuestión de paciencia. Si no encontraba la palabra que necesitaba, podía formarla a partir de las sílabas que la formaban, y aún si éstas no estaban a mano, podía copypastear letra por letra. No me acuerdo como es la expresión en inglés, pero era algo así como picking up daisies.
Del mismo modo, yo puedo encontrar la jurisprudencia que necesito, pero si no la encuentro ya hecha, puedo armarme un collage, citar otra jurisprudencia convenientemente amputada para que coincida con lo que yo he decidido decir.
Las mecánicas de esta operatoria pueden ser groseras o sofisticadas, a veces no las advertimos, a veces se confunden con la erudición, a veces incluso se muestran como evidencias de la complejidad del derecho.
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Problema: Aylén quería chatear, pero no tenía teclado aunque sí mouse.
Solución: Usando el mouse, abre el MSN, abre el Word, abre un archivo .doc, con el mouse va copiando partes del texto y luego las pega en la ventana de chat.
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Implicancia para el derecho: nosotros hacemos derecho del mismo modo que Aylén chateaba.
Cuando digo "nosotros" digo: una parte sustancial de la doctrina, de la matrícula y de la magistratura. Cuando digo "hacemos derecho" digo: producimos textos significantes que hacen cosas con palabras.
Desgloso para que no quede nadie afuera. Celebrados escritos académicos tienen un altísimo componente de copipega. Muchas demandas se arman en base a plantillas a las que se le cambian los nombres de las partes, podés comprar el modelo en el kiosco. Los jueces no tienen kioscos para comprar modelos de sentencias, pero su tarea se puede ver como un copypasteado complejo: primero de lo que han dicho las partes, luego de las autoridades consideradas relevantes por el decididor.
En el extremo, es posible identificar algunas obras (artículos, demandas, resoluciones judiciales) en las que se pudo haber usado mucho más el mouse que el teclado.
En ese esquema, la tarea de investigación y fundamentación se deja describir como sigue: encontrar el mejor respaldo posible de autoridades (en calidad y cantidad) para sostener el argumento o la solución por la que previamente habíamos optado, o para descalificar la que no nos gustó o no nos conviene.
Esto sería una buena noticia si nos permitiera hablar de fiabilidad, de "seguridad jurídica". Pero cuando chateaba del modo que hemos descripto, Aylén no tenía ninguna reducción en su discrecionalidad. Podía decir, literalmente, lo que quería. Era sólo una cuestión de paciencia. Si no encontraba la palabra que necesitaba, podía formarla a partir de las sílabas que la formaban, y aún si éstas no estaban a mano, podía copypastear letra por letra. No me acuerdo como es la expresión en inglés, pero era algo así como picking up daisies.
Del mismo modo, yo puedo encontrar la jurisprudencia que necesito, pero si no la encuentro ya hecha, puedo armarme un collage, citar otra jurisprudencia convenientemente amputada para que coincida con lo que yo he decidido decir.
Las mecánicas de esta operatoria pueden ser groseras o sofisticadas, a veces no las advertimos, a veces se confunden con la erudición, a veces incluso se muestran como evidencias de la complejidad del derecho.
--- Por ejemplo, acá.